2379 - Todos son hijos míos
Rompo el tiempo hacia atrás, en el intento
de rescatar cuanto nos usurpara,
las horas de excelencia y algazara,
las noches de inquietud y de lamento,
los paisajes de luz, o lluvia, o viento,
caricia o brusquedad sobre la cara,
cada acción que nos besa o nos dispara,
cada frivolidad o sentimiento.
Todos son hijos míos, pertenecen
a mi historia de amante, y no envejecen,
flores de juventud en lozanía.
Si bien otrora desaparecidos,
perpetúan mi nombre y apellidos,
y los quiero en mi propia compañía.
Los Angeles, 30 de mayo de 2010