2383 - Luego, al amarte
Antes de amarte, el alma percibía
cada sombra ceñida a tu figura,
cada desproporción, cada fractura
en los cristales de tu fantasía.
Y a pesar de esas tachas, te admitía
a mi templo interior, pues tu estatura
no disminuye a causa de esa oscura
tonalidad. La acepto en simpatía.
Luego, al amarte, no te vi perfecta;
no siendo mi amor ciego, te proyecta
sobre perfiles de autenticidad.
Y no te amo a pesar de tus abrojos,
de tus imperfecciones, tus enojos,
sino con ellos, en profundidad.
Los Angeles, 3 de junio de 2010