244 - Reprimida - I
Doncella soy, y muy a pesar mío.
Qué carga tan pesada es la virtud,
cuando las fuerzas de la juventud
libran batalla en mí con fiero brío.
Con fingido pudor miro y sonrío
al hombre que me asedia, y mi actitud
enmascara la absurda esclavitud
en que solloza el corazón vacío.
Labios, senos y muslos, campo yermo
labrado sólo en sueños, mientras duermo,
y en insomnio, con más intensidad.
Tú, caminante, ¿no ves mis temblores?
Suelta tus impetus arrolladores,
y arrebátame la virginidad.
Los Angeles, 4 de agosto de 1999