255 - Silencio
No me ofende el silencio que he elegido,
me ofende, sí, el silencio que me impones,
porque pretendes aducir razones
que sólo en tu razón han hecho nido.
Razones que no llegan a mi oído
disfrazadas están de presunciones,
más bien prefiero recriminaciones,
que el mutismo carece de sentido.
El silencio es extraño veredicto
que sin juicio o defensa halla un convicto,
dejando irresoluble su problema.
Si has de callar, callemos. Pero evita
esa mirada torva, que me grita
en su mudez con acritud blasfema.
Los Angeles, 16 de agosto de 1999