2584 - Otro capítulo
Arqueada la espalda, a ritmo lento,
y arrastrando los pies, vuelves rendida;
te agobia el infortunio de una vida
malgastada en sumiso ofrecimiento.
Ni el encono subsana, ni el lamento,
cuanto ayer sucedió, fruta podrida
que es preciso arrojar; no se te impida
reformar el espíritu harapiento.
Tú, como todos, mueres y renaces
una vez y otra vez. Los desenlaces,
si dolientes, no son punto final.
Pasa página, inicia otro capítulo,
que si la vida sólo tiene un título,
eres tú quien aporta el material.
Los Angeles, 7 de marzo de 2011