2655 - Al pie de la hornacina
Cada vez que efectúas el lavado
de tus sábanas, algo se desprende
de cuanto fui a tu lado, y que trasciende
a saliva, sudor, semen cuajado.
Esa parte de mí que, a tu costado
fluía inmaterial, que no depende
de hacer, sino de ser, y que no entiende
de pausa aunque la piel haya cesado.
Un doble detergente burbujea
en tu alma y en tus manos, y blanquea
sábanas y memoria de mi rastro.
Y en mi lugar, perdurarán en ruina,
tal vez, tal vez, al pie de la hornacina,
restos de una escultura de alabastro.
Los Angeles, 7 de junio de 2011