268 - El acto
“Es hielo abrasador, es fuego helado...”
(Francisco de Quevedo)
Todo el ardor del cuerpo se acumula
en torno al sexo eréctil y vibrante,
y tiembla cada miembro vacilante
en el frío glacial que le estrangula.
Hambre y sed de tenencia, ávida gula
de irresistible impulso estimulante,
traducido en ataque penetrante
cuya inserción la tensa piel ondula.
Absoluta fusión, fiera amalgama
de hombre y mujer clavados en la cama,
centro de fuego, extremidades frías.
Y en un instante la fisión sucede
reventando con ímpetu que excede
la aptitud de frenar sus rebeldías.
Los Angeles, 17 de septiembre de 1999