269 - El encuentro
Te he esperado, te espero, he de tenerte,
balandro de mi costa, cuya quilla,
surcadora del agua, la acuchilla;
así me rasga el ansia de envolverte.
Y cuando llegues, tal será mi suerte
que sin descabalgar, firme en la silla,
volverás a partir...Qué pesadilla,
soñarte tanto para así perderte.
Siguió a la aspiración la expectativa,
mantuvo el ansia la esperanza viva,
y la promesa alimentó el deseo.
¿Cómo no he de esperar tu advenimiento,
sea un día, una hora, o un momento,
si sólo en tí me regocijo y creo?
Los Angeles, 17 de septiembre de 1999