2732 - Cortesana
Detrás del pecho, una ciudad desierta,
barrida por los vientos, tenebrosa;
bajo el cabello, mente silenciosa,
si rutilante ayer, hoy casi muerta.
Miraba y no veía; tan alerta,
y a la vez tan dormida; tan hermosa,
y a la vez tan marchita, blanca rosa
deshojando su piel en cada oferta.
Y sólo el cascabel de su pericia
rodando al otorgar cada caricia
generaba un acento de alborozo;
más que sonrisa, complaciente mueca,
de quien percibe que en el alma hueca
sólo resuena el arpa del sollozo.
Los Angeles, 3 de octubre de 2011