2738 - Amaste a un hombre (I)
Amaste a un hombre un día, y el montaje
de piel y nervios se abrazó a la aurora
despuntando en tu entraña, creadora
de enigmas y arrebatos. Tu lenguaje
se vistió de tersura; tu paisaje
comenzó a florecer tan a deshora,
que era mayo en diciembre, soñadora
de mares de oro en lúbrico oleaje.
Y al ser todo caduco, tu castillo
desmoronóse al fin, bajo el martillo
ciclópeo y despiadado de las fechas.
Proscrita la lujuria, alzado el muro
de soledad en torno a ti, el futuro,
si te hablaba de amor, era sin flechas.
Los Angeles, 12 de octubre de 2011