2740 - Amaste a un hombre (III)
Los cien itinerarios emprendidos
no me abocaron a ninguna meta.
Fue mi objetivo prófuga saeta
lanzada sobre el mar de los sentidos.
Tú conoces mi nombre y apellidos,
de dónde vengo, mi alma de poeta,
a dónde me dirijo, y la completa
lista de mis impulsos reprimidos.
Y has abierto la cuna de tus brazos
donde ofreces reposo, y los zarpazos
de mi piel, si te inquietan, los consientes.
Amar es remozarse cada día,
y enlazar rendición y rebeldía.
Suceda así sobre los dos yacentes.
Los Angeles, 12 de octubre de 2011