277 - De ella me queda
Ya no la veo, pero todavía
ante mí su mirada persistente
flota en el aire, semitransparente,
con cierto aspecto de melancolía.
Y la sonrisa en que antes prorrumpía,
tenue como la brisa, intermitente,
vuela en torno de mí constantemente,
con la misma nostalgia de aquel día.
Ojos en que mis labios amararon,
labios que hacia mis labios avanzaron,
mirada de sonrisa inevitable.
Idos estais, y estais en mi presencia,
no ensoñación, auténtica existencia,
casi tangible, siempre inolvidable.
Los Angeles, 4 de octubre de 1999