2777 - Fui galeón
No fue el calor besándome las manos
al rozarte los senos, el motivo
de mi celebración por estar vivo
en horas y lugares tan mundanos.
Ni el susurrar tus labios los tempranos
apremios a fervor más agresivo,
o el lenguaje frenético, lascivo,
o los actos tan puramente humanos.
Fue contemplar el ángulo creciente
de tus muslos abriéndose en urgente
clamor febril de súplica y entrega.
Y al reclinarme en tan profundo abrazo,
fui galeón lanzando un cañonazo,
reclamando este mar donde navega.
Los Angeles, 30 de octubre de 2011