2778 - En cadenas (I)
Cautivo de mi piel, soy prisionero
gimiendo melancólicas canciones,
que son los implacables eslabones
y argollas en que vivo y desespero.
Transitas frente a mí por el sendero
tantas veces andado, sin balcones
donde mi forma emerja, ni aldabones
con que pedir entrada el forastero.
Tal vez escuchas el arrullo triste
de cuanto lanzo al aire, que persiste,
aun perdiéndose en álgidos oídos.
Mas no le prestas atención, ni inquieres
mi propio nombre, ni por qué poderes
quedaron mis propósitos vencidos.
Los Angeles, 31 de octubre de 2011