2779 - En cadenas (II)
Canto del alba que se abrió en desierto
de húmedos tactos y sutil ternura,
del temblor disipado, y la amargura
escarchando las rosas de mi huerto.
Canto en la oscuridad y a cielo abierto,
y hay quien sabe escucharme, y me asegura
que quizá he desdoblado su envoltura,
dejando su interior al descubierto.
Canto de lo que amé feliz un día,
de lo que sigo amando todavía
tras la brutal amnesia de la amada.
Todo mi canto es júbilo y lamento,
lo que fui y lo que soy, alma en el viento,
entre el hoy y el ayer encarcelada.
Los Angeles, 31 de octubre de 2011