281 - Integración
Labios que te besaron, ya cerrados,
aún claman en silencio por tu boca;
y en mi interior, con solidez de roca,
tus rasgos llevo a fuego cincelado.
Mis sentidos te esperan desarmados;
regresa como un río, y desemboca
dentro de mí con ímpetu, y provoca
la insurrección de instintos doblegados.
De tu gozo transmíteme el contagio;
si al fin de mi periplo hay un naufragio,
abre los brazos para en tí anegarme.
Vayamos de la mano en la vereda
confusa o luminosa que aún nos queda,
que sólo a tu vivir quiero integrarme.
Minneápolis, 24 de octubre de 1999