2819 - Mar y mujer (II)
Su rumor se repite, no enmudece,
sólo cambia de tono, ya violento,
rudo diálogo a voces con el viento,
ya en levedad de brisa que adormece.
Tu atardecer. La luz se desvanece,
y agonizan los ruidos; somnoliento
se aletarga el paisaje, y el portento
de la noche estrellada se te ofrece.
A la luz de la luna, tu desnudo
adquiere fuste de poema mudo
que sin palabras vibra y apasiona.
Mas tú sigues estática, y ajena
a todo en torno a ti, sobre la arena,
frente al mar, que te hechiza y abandona.
Los Angeles, 25 de noviembre de 2011