2822 - Mar y mujer (V)
No maldigas al mar. Déjalo a un lado
con su argucia. Levántate y camina
hacia el peñón del faro. La neblina
tiende sus brazos al acantilado;
y a ti habrá de envolver, en su callado
confinamiento de sutil cortina.
Sigue en tu ascenso, casi golondrina,
con el mar a tus pies, desmelenado.
Cuando fuiste oblación, fue indiferencia;
y en tu distancia actual, su turbulencia
surge en intento de alcanzar tu piel.
No es más que espuma, ignora su bramido
de toro en ruedo blanquiazul, herido.
Es sólo una amenaza de papel.
Los Angeles, 26 de noviembre de 2011