2877 - Avatares (IV)
Presagiaste el amor esplendoroso,
aprendiendo en los libros que es eterno,
incrédula de tanto desgobierno
como rige su mundo fastuoso.
No percibiste el clima borrascoso
gestándose a lo lejos, ni el invierno
del hielo inevitable, ni el infierno
de tortura interior, tan soledoso.
Ni el bolero acunándote el oído,
ni el soneto activando tu libido,
ni la ilusión durmiéndote la mente,
te hablaron la verdad, serena y cruda.
La vida exige una porción de duda
bajo el plan de que nada es permanente.
Los Angeles, 23 de enero de 2012