2905 - Balcones (VIII)
No acierto hoy a mirarte desde el nido
de mi propio balcón, ya irrelevante.
Fue retiro y fortín cuando, ignorante
de tu complicidad, anduve huido.
Hoy miro al tuyo, y por tu ausencia mido
mi exigüidad, y por tu rutilante
advenimiento, la eclosión galante
de mi fervor, sin ti desvanecido.
Tu pronta aparición me resucita;
si no es pronta, mi tiempo se marchita
entre el desvalimiento y la ansiedad.
Vive ya tu balcón bajo mi pecho.
Qué avenida triunfal hacia tu lecho,
retablo horizontal de intimidad.
Los Angeles, 15 de febrero de 2012