2904 - Balcones (VII)
Vengo de mi trabajo. Ya no acecho
mi balcón, sino el tuyo, aunque vacío.
Regresarás más tarde, mar bravío
de ofertas y demandas sobre el lecho.
Volveré a navegarte, en el estrecho
pasaje de los muslos, con el brío
de esta proa viril de audaz navío,
que en su voracidad queda deshecho.
Me fascinan tus aguas, tu oleaje
de cúspides rosadas. Qué viaje
de miel por su amplitud y sus cavernas.
Se abre y termina en ti mi singladura,
y en tu puerto fondeo mi ventura.
Ay, si fueran tus dársenas eternas.
Los Angeles, 15 de febrero de 2012