3038 - No vengas a mi casa (II)
Releguemos al foso del olvido
espectros y fantasmas que pululan
por pasillos y alcobas, y especulan
con derechos que el tiempo ha dirimido.
Tú, tal vez, en tu hogar, hayas oído
susurros en la noche, que formulan
caducos privilegios, y articulan
ruegos de regresar de su despido.
Y aunque tal vez también las consideras
irrelevantes sombras plañideras,
te incordia en realidad su tozudez.
Ni a mi casa o la tuya. Converjamos
en espacio neutral, sin más reclamos
que nuestra silenciosa desnudez.
Los Angeles, 25 de junio de 2012