307 - Decididamente
Irrumpe en la marisma de mi vida
con la ferocidad de la tormenta,
más seductora cuanto más violenta,
más atractiva cuanto más temida.
Ven con grito de guerra, enardecida,
e impulso arrollador que no consienta
vacilación ni en tí ni en mí, y atenta
sólo a vencerme y a quedar vencida.
Iré con paso firme, a la carrera,
ni habrá defensa en mí ni en tí barrera
que impida o dificulte nuestro encuentro.
Lanzándonos los dos al abordaje,
montaremos el íntimo engranaje
que acoplará mi centro con tu centro.
Los Angeles, 4 de enero de 2000