310 - Simbiosis
Tú no eres tú, pues ya eres sólo mía,
y yo ya no soy yo, de tí impregnado;
éramos dos, pero hemos superado
la individualidad que dividía.
Llegaste a mí en discreta melodía
de imperceptible ritmo delicado,
y a la vez en tumulto alborotado:
En sumisión y abierta rebeldía.
Y me hallaste sereno, y excitable,
como tú suave, como tú implacable,
y en mí incrustada se quedó tu vida.
Ya somos unidad indivisible,
ambos la misma risa irresistible,
ambos sangrando por la misma herida.
Los Angeles, 10 de enero de 2000