3206 - Sed
Me llamó la palmera, tan distante;
yo, exhausto peregrino en el desierto,
llegué, de arena, de sudor cubierto,
y la sed abrasándome, asfixiante.
Mas ni oasis de sombra confortante,
ni agua reparadora a cielo abierto;
espejismo, no más; y, en desconcierto,
decidí no seguir hacia delante.
Pero me sobrepuse prontamente.
Si no calmas mi sed, ni a mí adyacente
deseas ser sosiego o palmeral,
proseguiré mi búsqueda; algún día
me otorgará el azar la compañía
que se adapte a mi espacio personal.
Los Angeles, 24 de marzo de 2013