338 - Perenne abrazo
Has nacido de nuevo, y soy la cuna
recogiendo tu cuerpo en mi regazo;
sazona lenta, para que mi abrazo
te pueda retener. Y si en alguna
ocasión nos traiciona la fortuna
cercenando implacable nuestro lazo,
ya con daga sutil, ya de un zarpazo,
forzándote a virar…, mira a la luna.
En cada rayo puro, cristalino,
yo estaré iluminando tu camino,
te seguiré abrazando, aún sin tenerte.
Tal vez no me verás, pero en tu ocaso
sabrás que te he seguido paso a paso,
desde que a mí naciste hasta la muerte.
Los Angeles, 24 de marzo de 2000