337 - Separación
Percibirás mañana en mi mirada
esa caricia prolongada y triste
del que a la despedida se resiste;
y al partir quedarás en mí encerrada.
Vestida irás de mí, galvanizada
por el mismo fervor que en mí encendiste,
bajo el velo de besos que aún persiste
sobre tu ávida piel arrebatada.
Y cuando te hayas ido, y estés lejos,
me verás en el agua, en los espejos,
en la nube, en el pájaro, en la flor.
Y así yo te he de ver, omnipresente,
en cada rostro mustio o sonriente,
en la nostalgia, el sueño y el dolor.
Los Angeles, 23 de marzo de 2000