3386 - Hojarasca
El color de la vida es el verano,
mas el otoño, aciago, lo diluye,
debilita las hojas, y concluye
su ciclo de esplendor. Muerto el piano,
enmudece la música, y no hay mano
que arranque a la espesura cuanto fluye
de brisa y ave en el verano que huye,
y así el otoño es un rumor lejano.
La fronda se desnuda, y sobre el suelo
quedan las hojas secas, tenue velo
que el viento arrastra en ciego torbellino.
Efímera belleza la que un día
exhibiera el ramaje, sinfonía
hoy muda y gris, ni manto ni camino.
Los Angeles, 15 de agosto de 2013