3412 - Fugitivo
Lo es el tiempo, y el río, y los amores,
y lo somos nosotros, prisioneros
de nuestro devenir, cuyos senderos
nos apremian a escapes ulteriores.
Apenas tiempo de observar las flores,
contemplar sobre el agua los veleros,
en la noche estrellada los luceros,
y en la fronda escuchar los ruiseñores.
La vida se nos va en apresurada
fuga fatal, etérea bocanada
de humo sutil que ya no se captura.
Y aunque nadie podría detenerla,
la tratamos como una madreperla
arrojada de pronto a la basura.
Los Angeles, 5 de septiembre de 2013