346 - Malogrados encuentros
Vecindario de cien casas vacías
rezumando abandonos y querellas,
con lobreguez de noches sin estrellas
y soledad de madrugadas frías.
Tus propias desventuras se hacen mías,
al marcar, como en tí, el tiempo sus huellas
en las moradas de mi ayer tan bellas,
hoy ruinas olvidadas y sombrías.
Qué vano afán, qué trágicos destinos,
hombres sin casas, casas sin vecinos,
sueños errantes, gentes sin soñar…
Y tal vez el amor clamando intacto
por el descubrimiento de un contacto
improbable de materializar.
Los Angeles, 10 de abril de 2000