349 - Concordia
Amigo, intruso, hermano, forastero,
análogo sentir, distinta cara,
nos une tanto más que nos separa,
¿por qué blandir la espada del guerrero?
Claudique al gozo el ademán severo
y el silencio reviente en algazara,
acaricie la mano que dispara,
y hablen los labios diálogo sincero.
Miembros somos de un único rebaño,
y el dolor de uno solo es común daño,
como un deleite es júbilo de todos.
Los brazos son para abrazar, hermanos,
extendamos abiertas nuestras manos
y olvidemos la furia de los codos.
Los Angeles, 25 de abril de 2000