3505 - Desmelenarse
No es para ti la alforja ni el camino,
donde no eres como eres, por ir sola;
tu destino es la plaza, en que tremola
la enseña que otros ven, tu yo genuino.
El personaje, casi clandestino,
que somos en verdad, si se controla,
si se reprime, es muda barcarola
que nadie escucha, anónimo vecino.
Abre, mujer, de par en par las puertas,
y muéstranos quien eres, que encubiertas
no se aprecian tus varias aptitudes.
Desinhíbete, arroja los prejuicios,
y tengan tus maneras, y tus vicios,
transparencia de auténticas virtudes.
Los Angeles, 19 de octubre de 2013