3569 - Condescendencia
No desciendo hacia ti, sólo me allego
para explorar y comprender tu estado.
En línea recta vengo, pues tu lado
se nivela conmigo, y a él me apego.
Traigo la mano abierta, con el ruego
de que la aceptes, sin quedar atado
a condición de siervo o de invitado,
pues de amigo y hermano te la entrego.
Tu problema es desde ahora mi problema,
si algo te abrasa, a mí también me quema,
y lo que te congela me entumece.
Vengo a ti, no desciendo, camarada,
en magnanimidad, que mi llegada
a los dos, no a ti solo, fortalece.
Los Angeles, 20 de noviembre de 2013