3614 - Bosque
Hallo en él soledad y compañía,
silencio humano y prístinos rumores,
que en luz opaca y vívidos colores
tejen estimulante sinfonía.
No tengo sed de nadie ni me guía
afán alguno. Mirlos, ruiseñores,
mecen mi oído; profusión de flores
me colman de fragancia y lozanía.
Y el arbolado sobre mí construye
viviente catedral, en que se intuye
la caricia del hálito divino.
Voy sin prisa, y a nada forastero,
siguiendo, cuando lo hay, cualquier sendero,
y en ausencia del mismo, abro camino.
Los Angeles, 9 de diciembre de 2013