3631 - Aborrecer
Sólo el hombre perfecto no aborrece
personas, cosas, actos o lugares,
ni podrá, por sus rasgos ejemplares,
a sí mismo execrar; no lo merece.
Tú y yo solos, y quien se nos parece
en cuanto a imperfección, aunque dispares,
sabremos detestar vicios vulgares
y virtudes de quien nos enfurece.
El aborrecimiento es injusticia
hecha a otro ser humano, es la caricia
otorgada en la punta de un puñal.
Y no reconocemos que la herida
que intentamos causar, es infligida
al mismo tiempo a quien provoca el mal.
Los Angeles, 17 de diciembre de 2013