3648 - Acurrucarse
Apacible es la tarde, y el ocaso
pierde ya claridad; el firmamento
aún no ha abierto la puerta a su portento
de guiños áureos sobre fondo raso.
Mas la paz ya palpita, y paso a paso
la noche llegará en ofrecimiento
de sueños, de quietud, de acercamiento,
y hemos de alzar un brindis con tal vaso.
Aproxímate a mí y entra en el nido
que mis brazos amantes han tejido,
acurrúcate, mínima, entregada.
Deja pasar el tiempo, respirando
mi propio aliento, mientras voy rozando
tu piel de leche y miel, tan sosegada.
Los Angeles, 21 de diciembre de 2013