382 - Ultima cita
Si me has de asesinar, usa la espada,
que permaneceré firme y derecho;
y antes que puedas horadarme el pecho
tendrás que atravesarme la mirada.
No esgrimas el puñal. La puñalada
es desleal, cobarde y al acecho;
ataca por la espalda, o sobre el lecho,
o en noche oscura, y con el alma helada.
Si has de decir adiós, que tu mensaje
sea en claro, inequívoco lenguaje,
y no en silencio o con palabra escrita.
Quien tanto habló de amores frente a frente,
aunque haya devenido indiferente,
no deberá eludir la última cita.
Los Angeles, 1 de septiembre de 2000