406 - Leyéndote
Tus palabras desnudan la figura
encubierta en tus líneas, y te veo
desnudo frente a mí cuando te leo,
dejando descender mi vestidura.
Tus palabras se tornan envoltura
que se ciñe a mi cuerpo, y el deseo
surge fiero y convierte en balbuceo
el grito interno que la voz murmura.
Quise rugir y me nació un suspiro,
soñé con subyugarte, mas te admiro;
oh, si fuera tu amada y poseída.
Llegas a mí en dulzura y en violencia,
aunque en palabras mudas. Tu presencia
es mía sólo cuando estoy dormida.
Los Angeles, 30 de diciembre de 2000