421 - Muerto
Sus palabras anidan en mi oído,
y en mí resuena el eco de su risa;
tan inmóvil, quien tuvo tanta prisa;
tan presente y real, quien ya ha partido.
Fue innovación sobre lo consabido;
fue costumbre en el cambio que revisa;
fue huella en el sendero que otro pisa,
fue vigía en el campo adormecido.
Fue, fue, no es ya, pero aún hoy sigue siendo.
Vivió, cuando otros iban subsistiendo,
como si nunca hubiera de morir.
Y aunque se fue, se quedará conmigo,
padre, y hermano, y sobre todo amigo,
de quien ni sé ni quiero prescindir.
Los Angeles, 6 de febrero de 2001