466 - A la puerta (I)
Llamé a tu puerta en soledad de día,
y partí sin el beso anticipado.
“Qué ausente está”, pensé. “Todo cerrado.
¿Será animadversión? ¿Será apatía?”
Respondiste a la puerta. Sonreía
la luz de la mañana en el terrado.
“Qué extraño”, te dijiste. “Aunque han llamado,
nadie aguarda, y la calle está vacía.”
Y cerraste la puerta delantera.
Esa puerta que siempre y sólo espera
mano cortés, saludo comedido.
Y yo en la puerta de servicio estaba,
por donde entra el amor; y agonizaba
por darte el beso del amor prohibido.
Los Angeles, 26 de junio de 2001