472 - Errátil
Si mis pies fueran de agua fugitiva,
tropezando en sí mismos, raudo río,
no podría llamar tu cuerpo mío,
aún con tu desnudez de mí cautiva.
Sería una caricia a la deriva,
que al pasar deja sensación de frío;
sería, como soy, un desvarío
en perenne evasión definitiva
Siempre en marcha fatal, sin detenerme,
sin poder regresar, o retraerme
del cauce que invariablemente sigo.
Sólo un beso al pasar, sin permanencia,
fruto arrancado al árbol de la ciencia
del bien y el mal, mi gozo y mi castigo.
Los Angeles, 29 de junio de 2001