471 - Drama en tres actos
No temo la atadura a que me pueda
condenar de tus labios el contacto;
el beso es siempre y sólo el primer acto
en que el drama de amor cuaja y se enreda.
El segundo es el nudo, donde queda
complicada la trama, el punto exacto
en que se alían intención y tacto,
aunque la duda en el entorno rueda.
Y al fin, nieve que al fuego se deshace,
irrumpe inesperado el desenlace;
más bien que inesperado, presentido.
El beso formuló propuesta muda,
que tu piel aceptó en mi piel desnuda:
Soñado, codiciado y obtenido.
Los Angeles, 29 de junio de 2001