49 - Nocturno
Inúndame la noche con tus besos
bajo los álamos de la ribera,
y hagamos una ardiente sementera
de juegos espontáneos y traviesos.
Libertaremos los sentidos presos
de la adusta conciencia carcelera,
espoleándolos en la carrera
de los impulsos hacia los excesos.
Rayos de plata de serena luna,
descolgándose tibios de las ramas,
lúbricos danzarán sobre tus senos.
Y yo bendeciré nuestra fortuna,
que hace en la hierba innumerables camas,
y nos embriaga con sus mil venenos.
Sobre el Atlántico, 21 de octubre de 1997