509 - Indecisión
Un torreón de besos nunca dados
el tiempo alzó en mi corazón desierto,
un torreón a campo descubierto,
de besos tímidos, o rechazados.
Y otros, eufóricos, alborozados,
ciegos a mi carácter inexperto,
danzaban en alegre desconcierto
sin advertir que estaban maniatados.
Y húmedos labios, cálidas sonrisas,
voluntades abiertas y sumisas
llamaron a la puerta en sucesión.
Y hallándola cerrada a cal y canto,
se alejaron de mí, sin saber cuánto,
cuánto maldije tal indecisión.
Los Angeles, 10 de agosto de 2001