533 - Los ruegos de sus ojos
Al borde del dolor, bajo el oscuro
pesar de haberte visto y no logrado,
en esta realidad que has desangrado,
al afligido flanco de tu muro;
ahí gime y duda, trémulo, inseguro,
el amante elocuente, aunque callado,
que en frente y pecho llevará tatuado
tu nombre, en esperanza de futuro.
A pesar de mirarte intensamente,
ni lo has visto en su pecho ni en su frente,
¿cómo ignorar señal que hablaba a gritos?
El al fin se ausentó en melancolías;
si de nuevo volviera, ¿advertirías
los ruegos que en sus ojos lleva escritos?
Londres, 1 de noviembre de 2001