569 - Voz de lo alto
Tienen sus madrigueras las raposas,
y los gorriones de los campos, nidos;
vosotros no tendréis, mis elegidos,
al dormirse la luz, lecho de rosas.
Viviréis despegados de las cosas
que otros valoran, propiedad, sentidos,
yendo al bordón del peregrino asidos,
pues tales sois, por rutas dolorosas.
Dolor ineludible y aceptado,
forjador del carácter de soldado
que precisais para extender mi fuego.
Pero quien os persiga, quien os hiera
por mi nombre, ay de aquél, más le valiera
no haber nacido, porque de él reniego.
Los Angeles, 30 de enero de 2002