630 - De visita
Si he de dormir sin ti, pero en tu cama,
no me cambies las sábanas, amiga;
deja que en ellas tu fragancia siga,
siga el contacto que tu piel derrama.
Se irá la luz, resurgirá la llama
que el corazón aún sin saberlo abriga,
y aceptarás tal vez la dulce intriga
de ser amante y a la vez ser dama.
Cuando el silencio apague los rumores,
subyuga indecisiones y temores,
y entra vistiendo sólo tu sonrisa.
Libre, entornada encontrarás la puerta,
mi ansiedad esperándote despierta,
y tú ni temerosa ni indecisa.
Los Angeles, 8 de mayo de 2002