635 - Correspondencia
Y me miró con ojos rebosantes
del regreso de tantas primaveras;
con el silencio de las cordilleras
de palabras y huellas ignorantes.
Y no habló, porque no hablan los amantes
al superar tabúes y barreras;
sólo un susurro, como de banderas
doblegándose al viento flameantes.
Y me amó, con la cósmica energía
que irradia plenitud, que desafía
titubeo, congoja, extenuación.
Y yo correspondí, como quien llega
con las intensas fiebres de una entrega
adversaria de la moderación.
Asturias, 21 de mayo de 2002