638 - Lecho vacío
Nunca estuvo una cama tan vacía
como la que alojó anoche mi sueño;
lecho tan grande, aún siendo tan pequeño,
mudo y clamando por tu compañía.
De nuevo llueve, como ayer llovía,
y una vez más fracaso en el empeño
de contener el llanto, extraño dueño
del sentimiento en franca rebeldía.
Vuelvo a hacer un paréntesis de manos,
y tus mejillas, pétalos lejanos,
no ocupan la oquedad entre mis palmas.
Y me hunde la verdad sangrante y ruda
de no poder ceñir tu piel desnuda,
aún siguiendo el abrazo de las almas.
Cantabria, 31 de mayo de 2002