705 - II
Sin estar junto a mí estabas conmigo,
sombra de piel sobre mi piel desnuda;
te vio la oscuridad, íntima y muda,
de mis ojos cerrados al abrigo.
¿Mis manos o las tuyas? Te persigo
a través de mi cuerpo; se me anuda
tu tacto en la cintura, se hace aguda
filigrana la lengua en el ombligo.
Tripula mi bajel en estos mares,
que aún no son, por abiertos, familiares,
aunque conozca brújula y afán.
Iza mis velas, colma mi bodega,
navégame entre muslos, que ya llega
rodando irracional el huracán.
Los Angeles, 10 de enero de 2003